viernes, 30 de septiembre de 2011

BLUE LIPS SE ENCONTRÓ CON LA INDUSTRIA

Maitena y Daniel participaron del Foro de Co-producción Tareula que se celebró el pasado 22 de septiembre dentro del marco del Festival de San Sebastián. El 21 asistieron a un taller de preparación del pitch y el 22 presentaron BLUE LIPS ante posibles coproductores.

Dani nos cuenta la experiencia.

El mundo está lleno de realistas y es posible que por eso se cuenten tantas historias vulgares. Hacer una película, al menos hacerla dentro de las constricciones de la mal llamada industria cinematográfica, requiere poner de acuerdo a un gran número de voluntades. Por ese motivo, salvo en los casos en que un líder carismático es capaz de abducir muchas de esas voluntades y parir monstruos demoniacos como Apocalypse Now, acercarse al consenso supone aceptar la poda de todo lo sobresaliente, de lo raro, de lo especial; para que la película quepa en todas las cabecitas implicadas, por estrechas que estas sean. Algo parecido a lo que pasa en la política, por cierto.
Hace ya una semana que Maitena y yo regresamos de San Sebastián y aún no habíamos contado nada sobre la experiencia, así que ya es hora. Algún malvado puede interpretar esta introducción como una excusa no solicitada para explicar a continuación que nos fue mal, que la “industria” no vio con buenos ojos el proyecto Blue Lips. Pero no es (del todo) cierto.

En primer lugar, el foro Tareula, más que un espacio para encontrarse con potenciales coproductores, nos pareció una miniacademia de la industria, un lugar en el que recibir las claves para convertirse en realista en unas pocas horas. Allí, tal y como nos enseña el modelo televisivo, nos encontramos con un profe bastante histriónico y un poco faltón que, posiblemente, tuviese la sana intención de agitarnos.

Aprendimos algunas cosas, no obstante: que el sentimentalismo es un condimento que salvo que se use con mucho tiento acaba por malograr los platos y que enfrentarse a un público con garantías exige ensayo, fundamentalmente.

Al día siguiente, en la presentación del proyecto, los coproductores reunidos en la sala nos confirmaron que Blue Lips era una locura. “Seis directores se acabarán matando entre ellos, la película adolecerá de incoherencia estética y de contenido, no tenéis experiencia para un proyecto tan complejo (y casi imposible)”. En el lado positivo, un distribuidor trató de dar ánimos diciendo que los jóvenes son los que hacen las cosas y que lo íbamos a lograr, (aunque a él le pareciese una idea demencial). La historia, no obstante, la idea sobre la que se ha de construir Blue Lips, gustó; ya es algo.

La industria del cine, o este sistema de acumulación de subvenciones que se hace llamar industria, es una charca en la que es muy fácil quedarse empantanado. Que se lo digan a Tinieblas González. Hacía mucho tiempo que me había olvidado de ese mundillo y, la verdad, no tengo muchas ganas de volver a estar en contacto con él. Por suerte, yo solo soy el guionista y aquí en Blue Lips hay gente mucho más pragmática. San Sebastián me recordó (probablemente Maitena, mucho más curtida, ya lo sabía) que tendremos que elegir, que habrá que decidir cuál va a ser nuestra posición en la negociación entre ideas y recursos.

Cualquier opción me parecerá buena, porque tengo fe en la gente que está metida en esto, porque el éxito para mí es la propia relación con esas personas, más allá del resultado artístico, que, estoy seguro, también será excelente. Blue Lips trata sobre eso, sobre lo que nos da la felicidad, que no suele ser el trabajo para determinadas instituciones o el reconocimiento que nos pueden ofrecer esas estructuras sino las relaciones auténticas y humildes con otros humanos que comparten con nosotros este ratito de estar vivos.

San Sebastián fue un capítulo más de esta aventura que tiene tanto de humano como de profesional y me convence aún más de que tenemos una buena historia porque sigo viendo analogías por todos lados. Aunque no me hagáis mucho caso, porque yo no soy un realista.
                                
                                                                                                                                          Dani

sábado, 17 de septiembre de 2011

Hace diez años...

19 de septiembre de 2001: Dani y yo vólabamos hacia Los Ángeles. No sé de qué hablamos durante esas largas doce horas del vuelo. Nos conocíamos de la universidad, pero no tanto. Seguro que hablamos de algo interesante, Dani siempre habla de cosas interesantes. Álvaro se acordaría porque él siempre se acuerda de todo, pero Álvaro no estaba en ese avión, él ya estaba en Los Ángeles desde hacía unos días. Nos encontramos con él nada más llegar y fuimos los tres a aquella reunión de UCLA Extensión para los nuevos alumnos de Film and Entertainment Studies
Álvaro también había sido compañero de la universidad, pero yo casi no lo conocía. Ahora sí. Ahora ya  sé que, sin duda, es el más sociable de los tres. Quizá también porque Álvaro era de ciudad grande, nacido en Barcelona y  residente grandes temporadas en Madrid, y Dani y yo más bien de pueblo, Castrillo de la Reina (Burgos) y Pamplona al lado de la monstruosa Los Ángeles no llegan ni siquiera a esa categoría. Por eso, en aquella reunión, Álvaro fue el primero en acercarse a saludar a otros estudiantes. Comenzó a hablar con una chica, era argentina y se llamaba Candela.
 Yo estaba contenta y emocionada con tanta novedad, pero sinceramente, estaba cansada y tenía hambre. Así que Álvaro, Dani y Candela no tuvieron otro remedio que ir rápidamente a buscar un sitio para comer algo. Tomamos algo por la zona, por Westwood, y de nuevo tampoco recuerdo de qué hablamos. Probablemente Candela, que ya llevaba ahí un mes, nos estuviera dando consejos para buscar piso. Lo que sí recuerdo bien es que cuando se fue, Álvaro y Dani dijeron lo mismo: esta chica mira raro. 
Yo no me había dado cuenta. Pero tenían razón porque Candela mira y escucha cuando hablas, eso es bastante raro.
Alvaro, Dani y yo encontramos piso en Rochester Avenue. Una guest house. 
Nuestros invitantes eran los Srs Sadowski. Unos polacos que escaparon de los comunistas. El Sr, Sadowski lo repetía a menudo, "I escape from the communists!!" y a Dani ahora también le encanta recordarlo. Nuestra casa era pequeña, tenía una tele muy antigua en la que se veían canales chungos, y un cuadro horrible que, por suerte, pudimos quitar.

Pero allí compartimos infinidad de charlas. La convivencia entre los tres funcionó, y mira que somos distintos, pero quizá por eso fue una maravilla. Álvaro se convirtió en Alviro, Daniel en Dani y yo en Maitin o la majica (por razones navarricas obvias).
Candela frecuentaba mucho nuestra casa y nos hicimos muy amigas. Nos dimos cuenta aquel día que , por esas carambolas de la vida, terminamos viendo a Sting en directo en el jardín de una mansión. Estábamos subidas en una silla, Sting cantaba a diez metros de nosotras, y lo estábamos viviendo juntas. Yo creo que nos dimos cuenta entonces de que estábamos compartiendo experiencias que nos estaban uniendo para siempre. Y esto a pesar de que (me lo confesó más tarde) yo le caí mal aquel primer día que yo protestaba y me quejaba  tanto porque tenía hambre. 
Candela vivía en Bagley, con Martín. Un argentino, alto, con algún año más que nosotros, y amante del vino y de la tertulia sosegada e interminable. Pronto Dani se convirtió en un buen compañero de las dos cosas, del vino y de la tertulia, nocturna. 


Rochester y Bagley se fueron convirtiendo en los puntos neurálgicos de la ciudad. En esas dos casas se iban sucediendo  reuniones, fiestas, y se iban llenando de nuevos amigos, de nuevas charlas. Conocimos a la argentina Daniela De Carlo y su novio brasileño, Pedro Bromfman
Daniela era amiga de la infancia de Candela y desde el  primer día que la conocí me di cuenta de lo perseverante que es y de la chispa que le pone a todo aquello que quiere conseguir. De Pedro recuerdo cuando nos regaló su CD de música, la carátula, él con su guitarra. Se da poco bombo, pero tiene mucho talento. 

A Bárbara Lange, de Buenos Aires, la conocimos en alguna clase de UCLA. ¡Qué apañada que era! Barbie tenía siempre cartulinas, papeles, cosas y con todo eso te hacía maravillas. En Haloween se hizo un disfraz que al lado de los nuestros.. en fin.. no tenía comparación. 

Después llegó la enana, nuestra enana Lorena Mascarell, de Barcelona. !!Qué cachonda!! Recuerdo especialmente dos cosas: nuestras charlas subidas de tono y nuestros intentos por "tapiar" con una tela negra su ventana para que no entrara un rayo de sol. Sufrir de insomnio en una ciudad sin persianas es duro. Lorena vivió con nuestra querida Julieta, Juli.
 

 Una chica que recuerdo tímida, de pocas palabras, pero de las que te acompaña ,si se lo pides, al fin del mundo. 
Con ella devoramos el craft de la película "Sideways" ("Entre Copas") en los ratos muertos. Con ellas también vivió Barbi y Pilar Posse, Pili. 
 
No puedo imaginarme a Pili de otra manera que no sea sonriendo, diciendo sí a todos lo planes y poniendo buena onda en todo.  

 
Nobuo Shima.. creo que lo conoció Álvaro en alguna clase. Es peruano, pero yo creo que le debemos a su mitad japonesa no haber tenido un accidente en nuestro viaje a Santa Ynez. 
Él iba conduciendo la camioneta cuando se pinchó la rueda, y supo mantener la calma y la serenidad. 
 
Todos  teníamos alrededor de los 22 años y muchas ganas de aventura y de acción. Las clases de UCLA estaban bien, algunas más que otras, como pasa siempre, pero nosotros queríamos HACER cine. 
Así que comenzamos a hacer cortos. Cada uno desempeñaba la función que más le gustaba y el grupo funcionaba. Gracias a cortos como "Whose time is it?", "The Yawn Jar".. pudimos poner en práctica eso de Film y, por supuesto, Entertainment. Y hasta creamos una productora ficticia BEAT AND BITE FILMS. 
Beat and Bite funcionaba a las mil maravillas. Y nosotros seguíamos disfrutando de estar juntos, con más copas de vino, con los labios más azules, con más charlas, con más bailes, con tortillas de patata, con mate o con viajes. Mítico viaje a GRAND CANYON y LAS VEGAS!
Aunque no todo fueron buenos momentos, si no preguntárselo a Dani... También tuvimos nuestros problemas "existenciales". Pero también por eso, la experiencia en Los Ángeles estaba siendo para todos muy importante en nuestras vidas.
Las clases fueron terminando y nos fuimos distanciando. En el verano de 2002 Dani se volvió a España, yo me fui a Mexico, Candela y Álvaro se quedaron,  otros regresaron a sus ciudades y volvieron después, otros dieron  vueltas por el mundo... Y desde entonces, nunca hemos vuelto a estar todos juntos de nuevo...
                                                                                                                                                        Maitin