sábado, 17 de septiembre de 2011

Hace diez años...

19 de septiembre de 2001: Dani y yo vólabamos hacia Los Ángeles. No sé de qué hablamos durante esas largas doce horas del vuelo. Nos conocíamos de la universidad, pero no tanto. Seguro que hablamos de algo interesante, Dani siempre habla de cosas interesantes. Álvaro se acordaría porque él siempre se acuerda de todo, pero Álvaro no estaba en ese avión, él ya estaba en Los Ángeles desde hacía unos días. Nos encontramos con él nada más llegar y fuimos los tres a aquella reunión de UCLA Extensión para los nuevos alumnos de Film and Entertainment Studies
Álvaro también había sido compañero de la universidad, pero yo casi no lo conocía. Ahora sí. Ahora ya  sé que, sin duda, es el más sociable de los tres. Quizá también porque Álvaro era de ciudad grande, nacido en Barcelona y  residente grandes temporadas en Madrid, y Dani y yo más bien de pueblo, Castrillo de la Reina (Burgos) y Pamplona al lado de la monstruosa Los Ángeles no llegan ni siquiera a esa categoría. Por eso, en aquella reunión, Álvaro fue el primero en acercarse a saludar a otros estudiantes. Comenzó a hablar con una chica, era argentina y se llamaba Candela.
 Yo estaba contenta y emocionada con tanta novedad, pero sinceramente, estaba cansada y tenía hambre. Así que Álvaro, Dani y Candela no tuvieron otro remedio que ir rápidamente a buscar un sitio para comer algo. Tomamos algo por la zona, por Westwood, y de nuevo tampoco recuerdo de qué hablamos. Probablemente Candela, que ya llevaba ahí un mes, nos estuviera dando consejos para buscar piso. Lo que sí recuerdo bien es que cuando se fue, Álvaro y Dani dijeron lo mismo: esta chica mira raro. 
Yo no me había dado cuenta. Pero tenían razón porque Candela mira y escucha cuando hablas, eso es bastante raro.
Alvaro, Dani y yo encontramos piso en Rochester Avenue. Una guest house. 
Nuestros invitantes eran los Srs Sadowski. Unos polacos que escaparon de los comunistas. El Sr, Sadowski lo repetía a menudo, "I escape from the communists!!" y a Dani ahora también le encanta recordarlo. Nuestra casa era pequeña, tenía una tele muy antigua en la que se veían canales chungos, y un cuadro horrible que, por suerte, pudimos quitar.

Pero allí compartimos infinidad de charlas. La convivencia entre los tres funcionó, y mira que somos distintos, pero quizá por eso fue una maravilla. Álvaro se convirtió en Alviro, Daniel en Dani y yo en Maitin o la majica (por razones navarricas obvias).
Candela frecuentaba mucho nuestra casa y nos hicimos muy amigas. Nos dimos cuenta aquel día que , por esas carambolas de la vida, terminamos viendo a Sting en directo en el jardín de una mansión. Estábamos subidas en una silla, Sting cantaba a diez metros de nosotras, y lo estábamos viviendo juntas. Yo creo que nos dimos cuenta entonces de que estábamos compartiendo experiencias que nos estaban uniendo para siempre. Y esto a pesar de que (me lo confesó más tarde) yo le caí mal aquel primer día que yo protestaba y me quejaba  tanto porque tenía hambre. 
Candela vivía en Bagley, con Martín. Un argentino, alto, con algún año más que nosotros, y amante del vino y de la tertulia sosegada e interminable. Pronto Dani se convirtió en un buen compañero de las dos cosas, del vino y de la tertulia, nocturna. 


Rochester y Bagley se fueron convirtiendo en los puntos neurálgicos de la ciudad. En esas dos casas se iban sucediendo  reuniones, fiestas, y se iban llenando de nuevos amigos, de nuevas charlas. Conocimos a la argentina Daniela De Carlo y su novio brasileño, Pedro Bromfman
Daniela era amiga de la infancia de Candela y desde el  primer día que la conocí me di cuenta de lo perseverante que es y de la chispa que le pone a todo aquello que quiere conseguir. De Pedro recuerdo cuando nos regaló su CD de música, la carátula, él con su guitarra. Se da poco bombo, pero tiene mucho talento. 

A Bárbara Lange, de Buenos Aires, la conocimos en alguna clase de UCLA. ¡Qué apañada que era! Barbie tenía siempre cartulinas, papeles, cosas y con todo eso te hacía maravillas. En Haloween se hizo un disfraz que al lado de los nuestros.. en fin.. no tenía comparación. 

Después llegó la enana, nuestra enana Lorena Mascarell, de Barcelona. !!Qué cachonda!! Recuerdo especialmente dos cosas: nuestras charlas subidas de tono y nuestros intentos por "tapiar" con una tela negra su ventana para que no entrara un rayo de sol. Sufrir de insomnio en una ciudad sin persianas es duro. Lorena vivió con nuestra querida Julieta, Juli.
 

 Una chica que recuerdo tímida, de pocas palabras, pero de las que te acompaña ,si se lo pides, al fin del mundo. 
Con ella devoramos el craft de la película "Sideways" ("Entre Copas") en los ratos muertos. Con ellas también vivió Barbi y Pilar Posse, Pili. 
 
No puedo imaginarme a Pili de otra manera que no sea sonriendo, diciendo sí a todos lo planes y poniendo buena onda en todo.  

 
Nobuo Shima.. creo que lo conoció Álvaro en alguna clase. Es peruano, pero yo creo que le debemos a su mitad japonesa no haber tenido un accidente en nuestro viaje a Santa Ynez. 
Él iba conduciendo la camioneta cuando se pinchó la rueda, y supo mantener la calma y la serenidad. 
 
Todos  teníamos alrededor de los 22 años y muchas ganas de aventura y de acción. Las clases de UCLA estaban bien, algunas más que otras, como pasa siempre, pero nosotros queríamos HACER cine. 
Así que comenzamos a hacer cortos. Cada uno desempeñaba la función que más le gustaba y el grupo funcionaba. Gracias a cortos como "Whose time is it?", "The Yawn Jar".. pudimos poner en práctica eso de Film y, por supuesto, Entertainment. Y hasta creamos una productora ficticia BEAT AND BITE FILMS. 
Beat and Bite funcionaba a las mil maravillas. Y nosotros seguíamos disfrutando de estar juntos, con más copas de vino, con los labios más azules, con más charlas, con más bailes, con tortillas de patata, con mate o con viajes. Mítico viaje a GRAND CANYON y LAS VEGAS!
Aunque no todo fueron buenos momentos, si no preguntárselo a Dani... También tuvimos nuestros problemas "existenciales". Pero también por eso, la experiencia en Los Ángeles estaba siendo para todos muy importante en nuestras vidas.
Las clases fueron terminando y nos fuimos distanciando. En el verano de 2002 Dani se volvió a España, yo me fui a Mexico, Candela y Álvaro se quedaron,  otros regresaron a sus ciudades y volvieron después, otros dieron  vueltas por el mundo... Y desde entonces, nunca hemos vuelto a estar todos juntos de nuevo...
                                                                                                                                                        Maitin


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